Cabo de la Vela

Posted: February 9, 2016 in Colombia

 

 

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La Península de La Guajira es la península más septentrional de Sudamérica, situada entre el extremo nororiental de Colombia y el extremo noroccidental de Venezuela. En ella se esconde Cabo de Vela, un terreno desértico habitado en su mayor parte por el pueblo indígena wayú, que llama al lugar con el nombre de Jepirra, que en su cosmogonía es el espacio sagrado donde los espíritus de sus difuntos llegan para hacer su tránsito hacia «lo desconocido».

Los wayuus, que son el pueblo indígena más numeroso de Venezuela y de Colombia, en realidad se han mantenido bastante distantes en general, al menos hacia nosotros, durante toda nuestra estancia, aunque nos da la sensación que han adoptado esta manera de relacionarse con todo extranjero. Normal teniendo en cuenta su historia, por ejemplo la intervención europea, que supuso la pérdida de tierras agrícolas y áreas de caza, que los wayús compensaron con el pastoreo de especies introducidas, especialmente las cabras.

Y aunque hace mucho tiempo atrás, este lugar era casi inhabitado debido a la proyección turística que ha tenido en los últimos años, a pocos metros del sitio, en la franja costera al sur, se han asentado chozas típicas para hospedaje, restaurantes para turistas, y todo lo que tenga que ver con el kitesurf. Este lugar es considerado un paraíso turístico en Colombia. Entre sus principales atractivos esta El Pilón de Azúcar, La Playa Dorada, El Ojo de Agua y las Rancherías Aledañas.

Los peros llegan ahora, pues realmente el lugar esta hecho una mierda, con todas las letras. Esta proliferación del turismo supone la generación de residuos y cuando no se dispone de la infraestructura adecuada pasa que toda la costa a excepción del lugar mas turistico esta llena de plastico. Lamentablemente nos recordó demasiado a lo que sucedía en Mali, pero esa es otra historia. Un ejemplo de la infraestructura que comentamos es esa foto de la gasolinera.

Al contrario de lo que pueda parecer en nuestro escrito no creemos en la solución de siempre, en esa en la que las grandes cadenas hoteleras empiezan a instalar resorts por todas partes, más bien creemos que la solución sería apostar por este territorio y sobretodo por sus personas, y por apostar nos referimos a invertir pues la verdad es una vergüenza el estado en el que se encuentra.

Por suerte no todo esta perdido, en nuestro último día, antes de ir a cenar un pescadito de buen tamaño y mejor sabor en una de las cabañas que los locales tenian que hacian las veces de restaurante y de muchas otras cosas, nos encontramos con un grupo que intentaba concienciar a las niñas y a los niños del lugar sobre la necesidad de no tirar los plasticos al mar, y que además se dedicaban a hacer batidas de limpieza por la zona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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